miércoles, 12 de diciembre de 2018

A veces


[[Hubo un tiempo que fue hermoso
y fui libre de verdad
Guardaba todos mis sueños 
en castillos de cristal
Poco a poco fui creciendo
y mis fábulas de amor 
se fueron desvaneciendo
como pompas de jabón.]]
Canción para mi muerte- Sui Generis

A veces, reviso álbumes de fotos viejas y siento una nostalgia inconfesable de la honestidad de mi sonrisa. Pero me gusta. Me gusta porque me acuerdo cuando íbamos al campo a andar en bicicleta y remontar el barrilete. La plaza a la que íbamos con mi hermana y mi abuela cuando éramos nenas. El olor de los útiles antes del primer día de clases. Las Barbies con todos sus accesorios y vestiditos. Los mundos que inventábamos para entretener a mi hermanito en el asiento de atrás de la camioneta cuando viajábamos muchas horas. El micrófono que me regalaron ese día del niño, y cuando se rompió. Cuando mi abuelo me iba a buscar a natación. Todas las vacaciones en la montaña. Hacer pulseritas para regalarle a mi mamá. Cuando mi abuela me aconsejaba que no dijera no puedo. Todos los circos a los que fui. Los viernes después de la escuela en la casa de mi abuela. Cuando hacía demostraciones de magia y todos me aplaudían. Las meriendas mirando la tele. Cuando tuvimos por primera vez a mi perrita, que tenía un moño rojo. Las cartitas que nos hacíamos con mi mejor amiga. Las largas tardes en la pileta del patio, cuando hasta mi papá se metía a jugar. Las caídas patinando. Las canciones de Luis Miguel con mi mamá.
A veces me doy cuenta que hay algunas cosas que son mi esencia, que no se borraron con el paso de los años. Siempre soñé con dejar una huella, cambiar el mundo. Siempre quise creer que, cuando sea viejita, voy a mirar hacia atrás y voy a ver muchas felicidades pequeñas acumuladas. Siempre busco que las personas que quiero estén orgullosas de mí y verlas felices. Siempre quiero que la gente se anime a contarme sus sueños, sus anécdotas. Siempre hago preguntas y muchos planes. Siempre guardo recuerdos y acudo a ellos cuando todo pierde sentido.
A veces, de la nada, me miro y me encuentro tan ocupada intentando ser perfecta, olvidándome de vivir, perdiendo horas, minutos y segundos que ya no van a volver.
Todos somos así. Pasamos mucho tiempo compartiendo con gente que no nos hace bien, o haciendo cosas que no nos gustan, sólo porque creemos que eso nos va a acercar, "después", a lo que queremos ser. Pero ese "después" llega muy rápido, y no vaya a ser que nos encuentre demasiado ocupados intentando encajar en dónde no pertenecemos y dejemos pasar la oportunidad. No vaya a ser que decepcionemos al niño que alguna vez fuimos.
A veces, de verdad, quisiera volver a vivir mi infancia, o hasta quedarme ahí, sin responsabilidades, ni problemas, ni decepciones, ni presiones, ni preocupaciones, ni mentiras; sólo juegos, inocencia, risas, colores. A veces pienso, "Vamos, científicos, inventen una máquina del tiempo".
Pero como no puedo,
decidí dedicarme a hacer del presente mi oportunidad. 
La mayoría de las veces, no lo logro. Pero cuando me doy cuenta de que estoy viviendo, siento que la nena feliz que alguna vez fui está orgullosa, por fin, de mí.  

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